Friday, May 4, 2007

Amborse Bierce


Supongo que desconocería por completo la obra de Bierce si no hubiera sido por la hermosa labor divulgativa de Juan José Plans de su programa de radio "Historias". Bierce mostro en sus relatos que el salvaje Oeste puede ser tan misterioso o más que las brumosas callejuelas de Londres o que la soledad de un castillo en los Cárpatos. Ámerica era la última frontera, una tierra por descubrir y como todo aquello que se desconoce, se teme. Es el miedo a lo desconocido, donde el mundo se muestra extremadamente hostil, en una naturaleza confabulada para la destrucción del ser humano. Ironías de la vida, lo contrario que sucede ahora. Así es que no es de extrañar que destaquen en su obra los animales que acechan en la oscuridad como demonios y los fantasmas errantes y vengativos sujan de los bosques frondosos o lejanas praderas.De su obra destaca principalmente "La muerte de Halpyn Frayser" y "Un habitante de Carcosa".¡Qué gran homenaje le hizo Plans a ambas obras pero en especial a "Halpyn Frayser"!. Aún recuerdo la estremecedora soledad sin posibilidad de escapar de Halpyn en un bosque oscuro, casi irreal. Y como una risa inhumana acechaba a quien por el título ya sabiamos que iba a sucumbir. El bosque se convierte en una enorme trampa, en una puerta al inframundo, el escenario mudo e irónico de nuestra muerte. Y sera aquel quien más nos ama el destinado a destruirnos, aunque no sepamos por qué. Es espeluznante comprobar como a medida que avanza el relato aquellas dos almas lánguidas, casi inocentes de una madre y un hijo están a punto de protagonizar un terrible duelo a muerte. El hijo, Halpyn, perdedor nato, se deja llevar por las circunstancias como una hoja al capricho del viento, como si su destino le resultara indiferente. Sólo al final deseará rebelarse contra él pero será demasiado tarde. Pero como leve compensación surgirá de él un leve resplandor de genialidad poética siempre negada por las musas, pero más por inspiración de los muertos que por su brillantez personal. Como una paradoja a medio camino entre lo sarcástico y lo romántico, la redención se produce a través de la poesía, como si ella nos rescatara de la mediocridad y limpiara nuestros pecados. La poesía como estertor. El final glorioso de una vida mediocre.En "Un habitante de Carcosa" nos encontramos de nuevo cara a cara con la soledad más absoluta y demoledora. El individuo además está desorientado, completamente incapacitado para la lucha. Sólo hay ruinas a su alrededor, tal vez la alegoría de lo que es una vida humana: una ruina.El extrañamiento se produce cuando la naturaleza pervierte sus leyes naturales simplemente para complacerse en recordadr a los seres humanos su fragilidad, la inutilidad de sus empeños, sujetos como estamos a nuestra condición humana. Para ello, la naturaleza muestra todas sus señales para recordarle su condición de mortal. Y lo único que puede hacer el individuo es ser consciente de ello, y aunque le horroriza puede enfrentarse cara a cara a ella confiriendole por ello una cierta dignidad.El hombre de Carcosa es cualquier hombre, aquel que levanta todos los velos poco a poco para enfentrase a lo inevitable: la consciencia antes de la aniquilación.

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