Me gustaría dar a conocer a los fieles lectores de este blog un autor que ha sido injustamente olvidado por el canon literario, sin embargo, fue un creador de talento extraordinario. Se trata de Jean Lorrain (sí otra vez él) .Escritor francés nacido en 1855 y muerto en 1906, que pasará a la historia como un dandy melancólico y decadente, amante de lo extravagante al igual que Baudelaire.De su obra destacaría Cuentos de un bebedor de éter donde la realidad setrastoca de un modo aterrador, aunque nunca queda claro si esa transformación esproducto de una mente enferma por las drogas -el éter, que será el hilo conductor de la obra- o si realmente la realidad se ha alterado definitivamente hasta convertirse en una pesadilla delirante.De estos cuentos destacaría La mano enguantada, donde el horror másextremo se produce en una acción cotidiana y silenciosa, como un viaje en tren. Locual no merma el espanto de lo que sucede sino que lo acentúa, pues lo hace máscreíble. En el cuento no hay efectismos artificiosos e innecesarios aunque consiguemetamorfosear lo cotidiano en una realidad irreconocible, grotesca y sin sentido:Aquello se convirtió en algo obsesivo; ya no podía apartar mis ojos deaquella mano; de pronto el hombre se levantó (fue después de la estación dePassy cuando el tren acababa de ponerse en marcha), dio unos pasos en elcomportamiento y vino a plantarse ante mí. Fue horrible. Sus gruesospárpados se habían levantado y sus ojos blancos me miraban; el hombrehabía metido su mano en el bolsillo y, con ambos brazos hundidos hasta loscodos en las profundidades de su abrigo, me miraba fijamente con sus ojosvidriosos sin decir nada, inmóvil, y entonces vi que estaba dormido.Aquí vemos que un hecho aparentemente inofensivo como el de un hombre que entra en un compartimento de tren y queda dormido, se nos presenta como algoabsolutamente perturbador y amenazante.Asimismo, destacaría Reclamación póstuma donde nuevamente la aparición esprotagonista de la historia y, como siempre, la ambigüedad de su origen crea confusión en el lector, pues nunca queda claro si es producto de una mente intoxicada por el éter o porque ha sucedido un hecho fantástico o inexplicable:¿Habéis notado el imperceptible olor a éter que se desprende de la nieve? Lanieve tiene sobre mí casi los mismos efectos que el éter, me desequilibra y meturba; hay gente incluso a la que vuelve loca; entonces nevaba desde hacíatres días; atribuí mi visión a la nieve.(...)Sin embargo, aquella noche no había nieve.Lorrain parece crear un mundo propio, carnavalesco, abigarrado, de máscaras ymucetas, los personajes son grotescos como surgidos de un cuadro de “El Bosco” oBrueguel, donde cualquier ser humano puede ser un monstruo, pues sus facciones se distorsionan como si se miraran en una sala de espejos feriales. Como sucede en El poseído donde los pasajeros de un tranvía se convierten en seres infrahumanos, casi animalescos: Pero una súbita transformación parece apoderarse de todos los seres amontonados allí, los que están de pie luchan incesantemente, preocupados bestialmente por no caerse de la plataforma; están las gruesas damas como desplomadas en las cuatro esquinas del interior, los viejos obreros de dedos encogidos, con las pobres nucas coloradas por el frío, con débiles y escasos cabellos, y las fisonomías de zorro de las criadas que van a la compra, con un aspecto clorótico y vicioso, los ojos oblicuos, desviándose siempre de un extremo a otro bajo los fofos párpados, son extraños señores abotonadoshasta el cuello a los que jamás se les ve la camisa; ¿es que puede existir,amigo mío, bajo la tibia claridad de un día de noviembre, un espectáculo mássombrío y más repugnante que el que ofrece el interior de un tranvía?El mundo alucinado de Lorrain transcurre preferentemente en ambientes cerrados:alcobas enfermizas, compartimentos de tren o salones de baile, donde sus personajes movidos como marionetas, se accionan en un mundo incompresible, espantoso, de leyes caóticas y desconcertantes.Así pues, recomiendo su lectura, aunque me temo que por tiranía editorial seaun libro difícil o casi imposible de encontrar a no ser que se vaya a un mercadillo delibros o una librería de obras antiguas y tenga la suerte de encontrar el volumen 49 de La biblioteca del terror de la editorial Forum de Juan Tébar o quizás en algunabiblioteca bien surtida o por internet.No se la pierdan es una obra magnífica por descubrir