El arte más íntimo (Exquisite corpse)Autora: Poppy Z. BriteAño: 1996
ATENCIÓN SUPERSPOILER!!!!!!Cuando empecé a leer el libro pensé que me encontraría con un guión cinematográfico como me pasa cada vez que leo un autor americano, pero no, por lo visto las escritoras de Nueva Orleans como
Anne Rice y
Poppy Z.
Brite parecen llevar la decandencia europea en su sangre y hay cierto virtuosismo literario en sus obras.
Este relato trata de la imaginaria situación de que dos brutales asesinos en serie se encontraran -aunque en la novela les cambia el nombre parece ser que se trata de
Jeffrey Dahmer y
Dennis Nilsen- y de como una de las víctimas se va metiendo en la boca del lobo, en lo que prácticamente podríamos denominar "la crónica de una muerte anunciada".
Ni
Dennis Nilsen ni
Jeffrey Dahmer torturaban sádicamente a sus víctimas, más bien eran necrófilos y caníbales pero no torturadores, mataban para retener a sus víctimas y poseerlas para siempre. El caso es que en la novela aparecen como torturadores y la víctima tiene que enfrentarse a la peor de las muertes: a la muerte sin sentido, por placer, el placer del dolor y la muerte, lo que hace que en este caso, la ficción sea peor que la realidad.
Aunque es una novela muy gore y no apto para estómagos delicados no se le va tanto la mano como a
Bret Easton Ellis en
American Psycho y entra un poco más dentro de la psicología desquiciada de los asesinos en serie. Sin embargo, hay momentos tremendos como cuando la víctima consigue escapar y la policía lo entrega al asesino, hecho que le ocurrió realmente a
Konerak Sinthasomphone una de las víctimas de
Jeffrey Dahmer.
A pesar de la casquería, lo mejor sin duda es la tensión de ciertos momentos, como cuando la víctima encuentra a los dos asesinos, que cree seres humanos normales, y se hacerca para hablarles (curiosamente sobre Jack el destripador), la sensación de que está entre dos monstruos terriblemente deformes, entre dos demonios del averno, es realmente intensa, es una caperucita a punto de ser devorada por dos lobos con aspecto humano.
Brite penetra perfectamente en la personalidad psicopática: ausencia de empatía, crueldad extrema, egoísmo, narcisismo, superficialidad en los sentimientos, etc. En la mente del psicópata cosifica a la víctima conviertiendolo poco menos que en un objeto al que usar para sus perversos fines. El retrato es tan preciso que uno llega a plantearse si
Brite ha tenido alguna vez perversas fantasías en algún periodo de su vida. Pues todo crimen empieza por fantasear con ello. En todo caso, gracias a dios que le ha dado por escribirlas.
Lo peor sin duda es el final: dos hombres matan a sus respectivos amantes y no intentan vengarse. Lo siento pero no lo entiendo.
Novela de alto voltaje, no apta para todos los estómagos.