Peliculón sin duda del maestro del suspense Alfred Hitchcock. es de estas películas que cuanto más tiempo pasa por ellas con más agrado se ven. La impresión onírica que impregna toda la cinta, la música grandilocuente, la fotografía, los planos angulares...Todo está configurado de tal modo que queda tras de si una auténtica obra maestra, de esas que ya no se hacen y ya no se harán. Los jóvenes de hoy día la encontrarán demasiado almidonada, demasiado impostada, demasiado irreal...? ¡Como si en una película todo esto fuera un defecto! Precisamente creo que lo que le falta al cine de hoy día es esa épica, esa falta de realismo que sólo el buen cine de antaño ofrecía, es decir, un paseo por el mundo de los sueños, la desconexión total con la realidad. En definitiva este es un ejercicio de buen cine que se ve con auténtico placer, ahora cualquiera ve esas caspas que me veo de vez en cuando para reírme un poco...¡ay!
Obra maestra.
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