Entonces el pájaro dijo: "nunca más".
El cuervo,E. A. Poe.
Soy una gran oyente de la radio, me paso horas y horas escuchando podcast en mi mp3 y antes de que inventaran los mp3 iba con una bolsa llena de casetes que había grabado previamente con un temporizador pues por desgracia los buenos programas de radio siempre están en horas intempestivas. Como digo me gusta escuchar la radio mientras paseo, especialmente con mi perra y me he llevado esas voces amigas conmigo a todas partes, a los lugares más ignotos que ni los protagonistas de estos programas sospecharían y es que para mi es un placer caminar, ir en el coche o en el autobús con esas voces que realmente tienen algo que decir y es como tener un amigo que conversa contigo pero sólo tienes que escuchar. Hay una intimidad en la radio y una complicidad entre el locutor y el oyente que no la tiene otro medio de comunicación.Una de esas voces amigas era la de Juan Antonio Cebrián y su equipo de La Rosa de los Vientos, un programa sensancional que ya era de culto cuando Cebrián vivía.y que imagino ahora será pieza de coleccionista. Me da pena no haberlo escuchado desde los inicios pues en cada uno de ellos se aprendía muchísimo pues Juan Antonio Cebrián era un hombre culto que le interesaban todas las ramas del saber: historia, literatura, cine, cómics, música...Era un hombre renacentista, entusiasmado por el saber, no de manera rancia, y pendante sino con la curiosidad de los niños que se maravillan por todo lo que hay a su alrededor. Con su programa consiguió que mucha gente se intersara por la historia especialmente y esa pasión era absolutamente contagiosa y encandilaba a todos. Su programa era completamente atípico: no criticaba, ni hablaba mal de nadie, no se metía en politiqueos interesados, no había chismes ni cotilleos... Por el contrario era respetuoso con sus compañeros y la audiencia, evitaba la prepotencia y tenía un agudo sentido del humor. No sólo eso, siempre se interesó por los problemas medioambientales y defendió la naturaleza y los animales cuando tuvo ocasión en sus sección Azul y verde, aún costándole, como él dijo, algún que otro premio por mostrarse abiertamente antitaurino. Recuerdo que recibió muchas críticas por defender el Proyecto Gran Simio porque en este país defender a los animales es más peligroso que maltratarlos pero no retrocedió y continuó con su divulgación.Me encantaba la tertulia de las 4C con los cuatro sabios con los que siempre me se sorprendían con alguna curiosidad, algún misterio o alguna noticia sorprendente. Me dejaban boquiabierta con su sabiduría y me preguntaba cómo sabían tanto de todo. Los monograficos eran estupendos pues profundizaban en alguna curiosidad o misterio enriqueciendome y aprendiendo de los conocimientos de los tertulianos. Y otras tantas secciones maravillosas: el relato de los oyentes, los pasajes del terror, los pasajes de la historia, el cine, la música, los cómics... como digo, no había rama del saber que no le interesara vívamente. A veces me decía a mi misma que era demasiado perfecto, que algún defecto debía tener. Y su defecto fue el de ser mortal y tal vez vivir la vida con tanta intensidad que quemó su llama demasiado pronto.Cuando me enteré de su muerte me dolió como si hubiera muerto alguien de la familia, un amigo con el que compartí muchas, muchísimas horas y todavía siento un tremendo pesar en mi corazón porque hacía poco que le había escuchado con esa misma ilusión que parecía ponerle a todo, contento de celebrar los diez años de la rosa de los vientos, rememorando secciones pasadas, feliz por haber superado los 1500 programas con auténticos contenidos pues no era esa radio hueca de los que no tienen nada que decir o que simplemente utilizan el exabrupto como sistema de comunicación.Sé que en mi dolor hay algo de egoísta porque uno de mis programas favoritos se ha acabado para siempre, que ya no recibiré esa “otra” información que nunca dan en los telediarios, que esa voz amiga que paseaba conmigo y mi perra ya no volverá, ni el brillo de su inteligencia, ni su humor, ni su ternura porque también tuvo valor de mostrar ternura en muchas ocasiones. Y eso se acabó. Ya sólo me queda recopilar programas pasados y secciones y coleccionarlos como si fueran un tesoro porque ya no habrá un programa así nunca más.Hoy paseando con mi perra me he ido al mar a contemplar el atardecer y me he acordado de Juan Antonio pues es una de las rutas que hago mientras escucho la radio y me he acordado de lo mucho que amaba la vida y algo se me ha contagiado de ese placer de estar vivo, al menos durante los instantes en que he visto el sol esconderse tras el océano y he visto un firmamento púrpura que me ha maravillado. Yo, que tantas veces he renegado de la vida por su crueldad y últimamente me preguntaba demasiado cuál era su sentido. Pero en esos instantes ha habido una especie de tregua y me ha embargado una paz que hacía tiempo que no sentía y algo de amor en el corazón y creo que fue por el recuerdo de una persona tan especial que tuvo tantas cosas buenas que ofrecer, tanta ilusión por vivir que ha sido una gran inspiración.Descansa en paz Juan Antonio y gracias por lo mucho que diste.